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El desarrollo de sistemas como PRIMA para restaurar la visión y la personalización eficiente de modelos de IA marcan una nueva era en la medicina. Los debates sobre la calidad de los datos y la ética en el despliegue de inteligencia artificial revelan la urgencia de establecer marcos de responsabilidad y seguridad. El crecimiento acelerado del mercado biotecnológico muestra el impacto transversal de estas tecnologías en la economía y la sociedad.

La adopción acelerada de sistemas generativos está reconfigurando el poder laboral, los productos digitales y las decisiones cívicas. Un regulador nacional alerta de sesgos en asistentes de voto, mientras nuevos modelos se integran en navegadores y sectores críticos, elevando riesgos de privacidad. Evidencias sobre degradación por datos de baja calidad y sobreinteracción prolongada subrayan la urgencia de gobernanza y de protecciones efectivas.

La instrumentalización política de la IA y los tropiezos de los guardarraíles exhiben la brecha entre capacidades técnicas y control responsable. Mientras un banco de inversión opera con más de cien agentes digitales y proliferan herramientas de productividad, crece la duda sobre su valor real y sobre el impacto en las fuentes abiertas. En ámbitos críticos como la salud, la confianza exige garantías verificables, trazabilidad y responsabilidad humana.

El despliegue de inteligencia artificial está revolucionando ámbitos críticos como la medicina y la educación, pero también genera inquietud sobre la fiabilidad y el uso ético de los datos. Los recientes incidentes y nuevas leyes evidencian la necesidad de supervisión y regulación para proteger a los colectivos vulnerables y garantizar la confianza pública. Este debate refleja el reto de equilibrar innovación tecnológica y responsabilidad social.

La jornada dibuja dos vectores simultáneos: la consolidación de herramientas clínicas con potencial real y la normalización opaca de contenidos generados con IA en medios. Entre alertas por sesgo, ciberamenazas y modelos que esconden objetivos, la confianza pública se convierte en el recurso más escaso.